La XXII Diada de Vela Latina de Mallorca, organizada por el Club Nàutic de Cala Gamba, recuperó ayer el esplendor de principios del milenio al reunir a una flota formada por 41 embarcaciones tradicionales, prácticamente el doble del año pasado. El éxito de la convocatoria, según explicó Antoni Estades, regatista y presidente de la entidad anfitriona, se debe al esfuerzo promocional del club y a la idea de hacer confluir en un mismo acontecimiento tradición, compañerismo y competición. “Este fin de semana celebramos una de las mejores Diadas de Vela Latina de los últimos tres lustros y nuestra idea es seguir creciendo”, afirmó Estades, cuya embarcación, Tinita, botada en 1945, heredada de su abuelo, lidera la clasificación general en lla División Regata, donde se citan los botes con aparejo latino más competitivos. El grueso de la flota se concentró en la división Oberta, que no compite pero se ciñe a un recorrido costero trazado por la organización. Aquí se pueden encontrar embarcaciones de esloras muy diversas, pero con el denominador común de su aparejo de vela latina y la pasión por la navegación tradicional de su propietarios. La Balear (1924), buque insignia del Consell de Mallorca y una de las piezas más importantes del patrimonio naval de Mallorca, cruzó la línea de llegada en primera posición, merced a su mayor envergadura. Le siguieron el Atrevit (1968), de Juan Carlos Noguera; el Conquistador, de Juan Enseñat, y así hasta 25 llaüts y botes entre los que se encontraba el Callao (1893), el más antiguo de cuantos han logrado ser recuperados en Baleares. Su armador, el historiador Bernat Oliver, es autor, entre otros, del libro “Manual de Vela Llatina”, que fue presentado el pasado viernes como actividad inaugural del programa cultural de la Diada, que asimismo ofrece una exposición de modelos navales coordinada por Manuel Gómez, presidente de la Asociación de Amigos del Museo Marítimo.
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